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Entrevistamos a María Rodés en Londres

por Mira Cirera
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En esos días en los que María Rodés descubría su música, David Byrne descolgaba el teléfono para reclamar su “copla indie” en el Meltdown Festival para la que sería su primera actuación en la capital británica. Sí, a veces se dan así las cosas y aquí, en el Southbank Centre de Londres la tenemos con nosotros unas horas antes del estreno transfronterizo de ‘María Canta Copla’, segunda propuesta patria seleccionada por Byrne para la programación de su festival.

“No conocía la copla, la descubrí en el cine español y fue una gran sorpresa”. Aunque había pensado algunas veces en ello, ella no solía escuchar con regularidad su música. Sin embargo, decidió empezar más o menos por los principios, es decir, por ‘Rei Momo’, un disco de 1989. Y esa misma semana, la casualidad vino a llamar a su puerta en forma de oferta irrechazable. A veces, las cosas pasan así de bonitas. Así, en esos días en los que María Rodés descubría su música, David Byrne descolgaba el teléfono para reclamar su “copla indie” en el Meltdown Festival para la que sería su primera actuación en la capital británica. Sí, a veces se dan así las cosas y aquí, en el Southbank Centre de Londres la tenemos con nosotros unas horas antes del estreno transfronterizo de ‘María Canta Copla’, segunda propuesta patria seleccionada por Byrne para la programación de su festival.

  Yo no conocía la copla, pero gracias al cine español la descubrí, la primera fue ‘Ay, pena penita pena’ cantada por Lola Flores, y la verdad es que fue una gran sorpresa. Aparentemente, el proceso creativo ha debido de ser muy diferente a otros discos, empezando por que no son tus letras e historias y por la tan distinta interpretación. 

¿Por qué copla? ¿Hay algo que quieres reivindicar de ella o es porque hay algo en ella con lo que te sientes identificada?

La idea original, hace siete años, era hacer un disco de canciones que se hubieran hecho populares a través de películas en principio americanas, como ‘Moon river’, ‘Qué será será’… , una especie de homenaje nostálgico a esa figura de la cantante actriz que me ha inspirado desde pequeña. Siete años después, la idea ha evolucionado y la he querido recuperar con algo que me quede más próximo a nivel cultural y entonces fui a buscar en el cine español. Yo no conocía la copla, pero gracias al cine español la descubrí, la primera fue ‘Ay, pena penita pena’ cantada por Lola Flores, y la verdad es que fue una gran sorpresa. Aparentemente, el proceso creativo ha debido de ser muy diferente a otros discos, empezando por que no son tus letras e historias y por la tan distinta interpretación.

¿Con qué te has quedado, qué has eliminado y qué crees haber aportado?

En realidad se han mezclado varias cosas, por un lado existía la idea de hacer un disco en el que versionar temas, me hacía ilusión estar más en ese papel de intérprete o arreglista y también las ganas de recuperar el folclore propio porque a veces pienso que estamos todos muy enfocados en lo que hay fuera y que es chulo hacer ese ejercicio de ver qué hay cerca y sacar a la luz cosas que quizá estén prejuzgadas o bajo un estigma que no le corresponde. Y eso era interesante para mí. Y a nivel creativo, fue coger estos temas que están cantados de una forma muy distinta a la que yo estoy acostumbrada y llevarlos a un terreno más íntimo, hacerlas cercanas convirtiéndolas en canciones que pudieran ser mías. Sobre todo les he quitado grandeza, solemnidad, dramatismo y las he llevado a su mínima expresión, pero con el tipo de arreglos que yo suelo hacer en mis discos, que son más minimalistas y ambientales.

© Guido Benedicto

María Rodés durante el concierto en Southbank Centre © Guido Benedicto

¿Qué puertas te ha abierto en general un disco de copla, aparte obviamente de lo que hoy nos trae aquí?

El hecho de haberme acercado a este género ha hecho que gente que no escucha mi tipo de música ni tiene nada que ver con el mundo más indie se puede interesar por esta adaptación. Precisamente es yo creo una de las gracias del proyecto, haber podido captar la atención de gente de más edad que de repente te vienen conmovidos porque has recuperado algo de su época, pero de una forma muy actual. Creo que les hace sentirse parte de algo y eso es muy bonito. Creo que si me quedo con algo de este proyecto es con eso, de haber podido acercar a la gente a la copla y al revés, gente que ha venido interesada por la copla y se ha han llevado canciones mías y esta interpretación moderna.

¿Cómo fue el contacto de David Byrne para traerte a este festival?

A David Byrne hace años le gustó un grupo que mi manager había llevado, La Troba Kung-Fú, que es más de rumba, así que él le mandó mi disco. Realmente yo sólo sé que yo estaba justo esa semana escuchando un disco suyo que se llama ‘Rei Momo’, fue como una gran casualidad porque nunca le he escuchado tan habitualmente y justo fue esa semana. Me mandó unas preguntas, como a todos los artistas del festival, unas preguntas bastante profundas y existencialistas, relacionando la música con la terapia o con el universo, bastante curiosas de responder. Me gustó mucho responderlas; de hecho, tienen mucho que ver con el libro que publicó, ‘How Music Works’, en el que habla sobre la música en muchas de sus dimensiones.

¿Qué posibilidades le ves a una propuesta en castellano en una ciudad como Londres? ¿Cómo crees que van a recibir aquí tu disco?

Yo creo que casi tienes más oportunidades cantando en español que en inglés, si fuera una cantautora cantando en inglés todavía pasarías más desapercibido porque compites con mucha gente. No se si en el público inglés realmente hay un interés. Yo me quedo con que si esto abre alguna oportunidad aquí bien y sino me quedo con la experiencia que ya es tocar aquí y tan contenta.

¿Qué nos cuentas de un nuevo disco? ¿En qué punto de su preparación te encuentras?

Las canciones nuevas las estoy reservando para hacer un concierto futuro con todas ellas. Por un lado tengo muchas ganas de hacer algo que se pueda bailar, de introducir el ritmo y luego quiero hacer un homenaje a un pariente mío que fue astrónomo y cura un disco en torno a él. Tanto el tema de la astronomía como el tema de la fe me interesan mucho, y se trataría de explorar la conexión y por qué yo me siento atraída por un pariente así. Estoy en ello pero pasado agosto es cuando me voy a poner más en serio. Normalmente entre mis discos pasan un año y medio o dos y necesito ya un poco de respeto y volver a empezar. Creo que saldrá sobre enero pero igual se retrasa. 

 Todo el mundo tiene una técnica si realmente has cantado mucho, acabas teniéndola, quizá no académica pero es la que a ti te sirve y con la que tú te expresas.  

¿Cómo ves tú esta propuesta en directo frente al disco, en el que destacan tanto las atmósferas, los detalles y matices sonoros? ¿Cómo sería la manera ideal de presentarlo en directo?

Yo creo que lo disfruto más con la banda al completo como hoy, aunque sigue siendo más crudo que en el disco, en el que hay muchos coros míos. El directo tiene un sonido más crudo, pero al llevar vientos y percusiones sí que se crea más atmósfera. En realidad, que en su inicio el proyecto era coplas, guitarra y voz en plan súper íntimo, también las disfruto sola. Creo que como más las disfruto es en los dos extremos, o sola o con la banda total. Sabemos que desde siempre te gusta “jugar” con el sonido, experimentar con él y los ambientes sonoros.

¿De dónde viene esto y en qué se traduce una vez en el estudio?

Estudié un posgrado en arte sonoro de nueve meses, pero tampoco sé hasta qué punto me ha influido, yo creo que ha sido más una influencia conceptual, abrir un poco el campo y entender por qué me gusta lo que me gusta y por qué no lo que no, más a nivel estético. Es un estudio muy teórico el del arte sonoro. Lo de poner capas y ruiditos viene desde el principio de todo. Como yo no sabía tocar muchos instrumentos utilizaba lo que tenía por la habitación, si tenía un sacapuntas pues hacia la percu con un sacapuntas, me gustaba eso de crear ambientes con lo que tenía alrededor. En el estudio es básicamente eso pero un poco más sofisticado, utilizar sonidos o tocar la guitarra introduciendo elementos que le hagan sonar diferente y luego mucho usando y explorando con plugins (reverbs, delays…) y la parte más electrónica.

¿Qué relación hay entre el canto y el título de tu disco “Sin técnica”? ¿Qué hay detrás de todo esto?

Eso fue un rebote. Yo había dado clases y todas las profesoras me decían que no tenía técnica y entonces fue como bueno, pues paso de gastarme la pasta si es que no estoy aprendiendo nada… Y entonces fue como.. pues lo hago sin técnica y ya está. La técnica yo creo que se aprende, por lo que yo he vivido, mucho cantando, es decir, haciendo bolos, componiendo y haciendo. Porque al final, si tú tienes mucha técnica pero no lo pones en práctica… Hasta que a todos esos recursos no les pones forma, no acaba de coger redondez, de ser propio. Yo escucho grabaciones de cuando tenía 18 años y oigo cantar a una chica intentando cantar como tal. Todo el mundo tiene una técnica si realmente has cantado mucho, acabas teniéndola, quizá no académica pero es la que a ti te sirve y con la que tú te expresas. El problema es cuando te cansas de tu sonido, de tu registro, y ahí es para mi donde tienes que picar un poco por allí y por allá para poder hacer cosas nuevas.

© Guido Benedicto

María Rodés durante esta entrevista © Guido Benedicto

¿Qué temas del principio te siguen atrapando y siguen formando parte del setlist de tus conciertos?

Hay tres que sigo tocando. De ‘Una Forma De Hablar’ rescato todavía ‘Desorden’ y ‘Una forma de hablar’. Y, de ‘Sueño Triangular’, ‘Haz lo que te dé la gana’, ‘Anabeluna’, ‘Transiciones’ y poco más. Todavía disfruto musicalmente tocándolos, creo que hay algo de identificación en ello. En realidad no cambiamos tanto.

Para cantar, ¿catalán o castellano?

Soy totalmente bilingüe, igual el castellano un 60% y el catalán un 40%, pero sí es cierto que el catalán es más dulce y ligero, tiene algo que quizá me lleva a una parte más dulce de mi persona. Y el castellano tiene un punto más agrio, las palabras son más largas, todo ocupa más espacio en la boca y tiene un punto más fuerte. Y al cantar en inglés me doy cuenta de que no controlo tanto los matices de la lengua, con una versión no sé tanto lo lo que estoy diciendo porque me cuesta más relacionar concepto-sonido-palabra. De todas formas, la mayoría de mis canciones son en castellano porque es el idioma materno y eso pesa al final, ha sido el idioma de los primeros años de vida y con la familia. La vida adulta, los trabajos o parejas, han sido en catalán y por eso está bastante equilibrado.

¿Qué tal es para ti la escena musical en Cataluña?

Hay muchos músicos y se hacen muchas cosas chulas pero, a nivel de programación y festivales, creo que es un poco conservadora, creo que hay poco riesgo. Para mí, falta apoyar más a la música emergente. Una de las pocas cosas buenas de la crisis, a nivel musical, es que hay esta cosa de “de perdidos al río”, como que la gente se suelta más y se siente más libre de hacer lo que realmente quiere hacer, porque ya no hay tanto una ambición de querer ganarse la vida, porque es muy complicado, sino más de expresarse y eso va en favor de la autenticidad. Cuando no hay la ambición de negocio vas al origen de lo que te movió a hacer eso, ya lo dice la palabra “negocio”, que es negar el ocio, que a veces que no lo haya es bueno para el arte. 

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Fotos © Guido Benedicto

 

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