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La gran noche de Avatâra

por Santi Yagüe
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Y la gran noche llegó. Avatâra Ayuso, coreógrafa y alma mater de AVA Dance Company, presentaba por primera vez un espectáculo completo, de los largos, en el Reino Unido. Un espectáculo que recopilaba una variopinta selección de las últimas coreografías realizadas entre este año y el pasado. Su título, ‘Provisional Landscapes’.

Y la gran noche llegó. Avatâra Ayuso, coreógrafa y alma mater de AVA Dance Company, presentaba por primera vez un espectáculo completo, de los largos, en el Reino Unido. Un espectáculo que recopilaba una variopinta selección de las últimas coreografías realizadas entre este año y el pasado. Su título, ‘Provisional Landscapes’.

Estos paisajes provisionales, creados entre Dresden, Tokyo, Madrid y Londres, están inspirados, según palabras de la artista española, en su “fascinación por la capacidad que tiene el ser humano de adaptarse a nuevos contextos y situaciones a pesar de las dificultades y los retos que se encuentra a lo largo del camino”. En definitiva, un poner el foco en lo que es vivir la vida día tras día.

Con ‘Provisional Landscapes’ queda claro que a Avatâra le va la marcha. Dirige, produce, coreografía, diseña luces, le mete mano al sonido e ‘incluso’ baila. Mejor dicho, sobre todo baila. ¡Vamos que si baila!

Momentos antes del comienzo, el público que esperaba en el Lilian Baylis Studio del mítico Sadler’s Wells Theatre de Londres podía ver algunos de los ensayos previos en una gran pantalla. Entre copa de vino y chascarrillo, tanto los seguidores como los nuevos descubridores de Avatâra comentaban los gráciles movimientos de las bailarinas y en especial el buen ambiente que parecía respirarse en esas sesiones de preparación. La expectación estaba garantizada.

Una vez dentro, con la sala prácticamente llena y tras unos minutos de absoluta oscuridad, dio comienzo la primera de las cuatro piezas que conforman el espectáculo: un solo sin música bajo el nombre de Balikbayan –que en tagalo quiere decir ‘regreso a la ciudad’-. Acompañada de un inmenso silencio, Estela Merlos, la bailarina, apareció sobre el escenario con medio cuerpo tapado, ocultando su rostro por completo con un particular diseño de volantes dorados que la hacía asemejarse a una especie de crisálida aún por abrir. Poco a poco, y al compás de un sonido algo perturbador y difuso, comenzaba a contonearse y a descubrirse suavemente. A medida que el sonido se intensificaba, su cuerpo menudo empezaba a proyectar múltiples sombras en el fondo del escenario al tiempo que arrancaba un agónico pero muy estiloso intento de huida a lo largo y ancho de las tablas.

Foto © Pau Ros

Foto © Pau Ros

Con esta singular coreografía, Ayuso trata de reflejar experiencias inspiradas en la migración de las mujeres filipinas. Tal vez un conflicto bastante ajeno a nuestra realidad cotidiana pero que ella nos acerca con mucha sensibilidad. Una pieza definida por la propia coreógrafa como una expresión de las contradicciones de una mujer que pertenece a ningún lugar y que se encuentra a sí misma en tierra de nadie, viéndose obligada a buscar sus raíces. 

Tras este vibrante aperitivo, se proyectó Tokyo Tokyo, una breve obra audiovisual de cuatro minutos. En este caso, tres mujeres descalzas y ataviadas con kimonos negros danzan en una azotea sobre el tráfico de la capital nipona, rodeadas por una luz blanca al borde del estallido. Por un momento uno puede llegar a imaginárselas en una terraza encalada cualquiera de un pueblo también cualquiera de la Andalucía más abrasadora. Un guiño curioso, aunque seguramente no intencionado.

En un tercer acto, los espectadores volvieron a fijar sus miradas en el escenario. Allí aparecieron dos jóvenes bailarinas listas para OneSquareMeter. Un título que ya hacía presagiar lo intenso de la siguiente coreografía. B. Tookey y J.A. Minaai se encontraban de pie frente al público encerradas en lo que podría llegar a ser un metro cuadrado de luz. Al son de sonidos reconocibles de la gran ciudad -incluido el antológico mind the gap del metro londinense-, de bares after work o de politonos varios, bailaron y conformaron al mismo tiempo un verdadero puzle corporal. A lo largo de cinco momentos, y sin sacar un pie de los límites luminosos, se podía ver de manera progresiva cómo pasaban de encajar muy artísticamente sus cuerpos a esquivarse agobiadas por la falta de un espacio vital digno. De la calma al caos en un instante. Y viceversa.

Si lo que quería era demostrar al público británico todo de lo que es capaz, lo ha conseguido. Y con creces. Su cara de satisfacción y orgullo durante la ovación final –entre borbotones de sudor- parecía ya intuirlo.

La verdad es que resultó una muy original manera de tratar el tema de la sobrepoblación, al tiempo que hacía un ácido tributo a la que hoy es la ciudad donde tiene su hogar la directora de la compañía.

Como colofón final, tras un breve descanso para artistas y público, la coreografía que da nombre al espectáculo. Idea que nace a partir de una cita del artista del movimiento “Land Art”, Robert Smithson: “Hay un mapa que te llevará a algún sitio pero, cuando llegues allí, no querrás saber donde estás”. Inquietante. Baño, Han, Merlos, Rodríguez Valverde y la mismísima Ayuso desplegaron durante casi media hora todo su arte en esta espectacular pieza escrita por Ignacio Vleming. Acompañadas de una emocionante melodía de Vivaldi y de un discreto vestuario diseñado por la maña Marta Jiménez Salcedo, las cinco artistas danzaron a lo largo y ancho del escenario hasta la extenuación, dando rienda suelta a la expresividad y a la elegancia en cada movimiento.

Con ‘Provisional Landscapes’ queda claro que a Avatâra le va la marcha. Ella misma lo dice en su presentación: “En cada nuevo trabajo que hago, intento arriesgarme y hacer cosas que nunca antes he hecho para retarme a mi misma y retar a mi equipo creativo a la vez”. Por supuesto, tiene mucho mérito. Dirige, produce, coreografía, diseña luces, le mete mano al sonido e ‘incluso’ baila. Mejor dicho, sobre todo baila. ¡Vamos que si baila! 

Además, es de justicia reconocerle cómo ha sido capaz de contagiar esa pasión a todas y cada una de las brillantes bailarinas que conforman esta multicultural compañía que reúne estilos provenientes no solo de España, si no también de Inglaterra, Corea del Sur y hasta de Hawái.

Si lo que quería era demostrar al público británico todo de lo que es capaz, lo ha conseguido. Y con creces. Su cara de satisfacción y orgullo durante la ovación final –entre borbotones de sudor- parecía ya intuirlo.

Esperamos que estos dos días en los que ha sido posible disfrutar de su espectáculo no sea más que el pistoletazo de salida de una carrera plagada de éxitos en Reino Unido (y más allá). Larga vida a AVA Dance Company y a Avatâra Ayuso. 

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Texto: Santi Yagüe
Fotografía: Provisional Landscapes de Avatara Ayuso. Bailarinas Estela Merlos y Sunbee Han © Pau Ross


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