De títeres, aires y otros globos

La percepción del teatro de títeres que solemos tener es la de un género para niños. Es más, la de un teatro infantilizado no apto para adultos. No al menos si no tienes críos a los que llevar a ver teatro de manipulación de objetos (ya sean títeres, marionetas, sombras, o, como en este caso, globos). El London Puppetry Festival Supense 2013, en su edición número V y la compañía gallega EL Retrete de Dorian Grey, se encargaron en Octubre de repetir y demostrar la validez y pervivencia de un arte para cualquier edad y a prueba de la exigencia artística del más crítico de los espectadores, que no se equivoquen, siempre son los niños.

¿Que es un títere? Puede que definiciones académicas o incluidas en diccionarios caigan en la torpeza de asepsias o restricciones que parecen querer salir del paso o ser pretendidamente formalistas. Así, la RAE lo define como “Pequeñas figuras de pasta u otro material, vestidas y adornadas, que se mueven con alguna cuerda o artificio”, o el Petit Robert, que lo define como “Pequeña figura que representa un ser humano o un animal, accionada con la mano por una persona tapada, que le hace jugar un papel”. Sin embargo, si el lector se interesa por el mundo titiritero, palabra a despojar de muchas connotaciones, encontrará definiciones de los propios artistas sobre su oficio, quizá más llenas de vida, depuradas y sencillas de quien se sabe conocedor de lo que hace y puede condensarlo en pocas palabras. Ariel Bofano define el títere como “cualquier objeto movido en función dramática”1. Seis palabras que incluyen todo lo necesario para la magia del teatro. Sin más. Objeto inerte, movimiento consciente, intención comunicativa y ojo receptor que completa el sentido.

La historia en sí no es más que la excusa para crear un pequeño mundo que contenga esa ilusión. Es una pequeña Odisea que pasa de la cotidianidad a viajes-periplo o números de cabaret sin cuarta pared, con pequeñas transiciones donde ese personaje pasa de descalabros cómicos en la ducha a lo Peter Sellers, a recibir un misterioso paquete y convertirse en un pequeño Ulises de viaje por las entrañas de una máquina de procesado de globos.

“Cualquier objeto” significa que no importa el material o la forma, antropomórfica o no, ya que será la intención del actor humano a imprimirle carácter narrativo y vida teatral. La diferencia básica con el teatro convencional es la presencia de un objeto-personaje entre el actor y el espectador, y poco más en realidad. Quizá además el espectador completa aquí con una mirada más activa el sentido completo y artístico de la obra que está viendo, y quizá por ello ver una obra de títeres siempre es muy agradecido, porque necesita de ti más si cabe que el teatro de actor, de tu complicidad continua y de jugar a creer. Y por alguna razón siempre queremos creer delante de un títere.

Con esas ganas de creer y jugar, y con curiosidad nerviosa, fuimos a ver al pasado 31 de noviembre en el teatro New Diorama, uno de los shows que se programó en el London Puppetry Festival, Suspense 2013, festival de títeres para adultos que ofreció un panorama internacional del teatro de manipulación y cuyos organizadores contaron este año con una de las compañías de Galicia que más tiene que decir en la manipulación de títeres en el panorama escénico gallego y estatal: El Retrete de Dorian Grey, con su espectáculo Rúa Aire.

Compañía de dos, Marcos “Ptt” Carballido y Ezra Moreno, que se reparten por igual el ser creyentes del teatro, la magia, el cabaret, el clown, la ilusión y la manipulación de objetos, en este caso manipulación de globos. Dos actores, dos globos, un personaje hinchable, cero palabras. El show está servido. A los actores los vemos en escena, como sucede el teatro japonés Bunraku, manipulando al personaje y colaborando con el timing del clown e incorporando pinceladas de su propia personalidad al show, como demiurgos semi-presentes más que como simples sombras que pretendan no hacerse ver. Esta decisión meta-narrativa le da al show un plano dramatúrgico más que aporta comicidad ya nos permite ver detrás del títere qué está pasando entre los personajes de los actores.

La historia en sí no es más que la excusa para crear un pequeño mundo que contenga esa ilusión. Es una pequeña Odisea que pasa de la cotidianidad a viajes-periplo o números de cabaret sin cuarta pared, con pequeñas transiciones donde ese personaje pasa de descalabros cómicos en la ducha a lo Peter Sellers, a recibir un misterioso paquete y convertirse en un pequeño Ulises de viaje por las entrañas de una máquina de procesado de globos. Un mundo en caída libre, con enemigos-tijera con ideas fijas, descalabros físicos, encuentro del amor, coreografías cabaret al más puro estilo Bob Fosse “y otras aventuras y pesadillas hinchables por los resortes de la fantasía que nos demuestran que no es fácil ser un globo. No al menos en un espectáculo de El Retrete de Dorian Grey”.

Todo en un espectáculo, Rúa Aire, como dicen ellos, de 80kg más 5 de globos, para hacer un show fácilmente transportable y exportable que les ha llevado ya a festivales y teatros de toda España, Francia, Austria, Brasil, etc. Sin duda, no sólo esa economía de medios les ha hecho llegar hasta Londres después de internacionalizar tanto su compañía, sino que un discurso artístico precioso y con ambición, espectáculos trabajados como este y la pasión por un arte como el teatro de títeres y la manipulación de objetos les augura nuevos retos y éxitos a esta compañía.

El diseño de luces está al servicio sobrio del espectáculo, funcional y sin distraer, y la música está presente durante todo el espectáculo. De hecho es un espectáculo eminentemente musical, donde las canciones, reconocibles y bien escogidas, por un lado crean las escenas coreografiadas de cabaret hacia el público, en donde el personaje acompaña marcando la música y por otro lado está la música original, compuesta para el show por el músico Pablo Rega, que crea preciosas texturas sonoras de fondo. Conversando con los fundadores de la compañía sobre sus ideas acerca del teatro en general y su relación con el llamado supuestamente teatro infantil, el show navega honestamente entre todos los públicos. Un acierto de cómo se plantea la música para superar esa dicotomía tramposa de hacer teatro para niños o hacer teatro infantil, es la diferencia clara que se hace entre las canciones y la música original creada par el show. La primera, las canciones, marcan los gestos físicos del personaje en sus acciones (o si se quiere, al revés, es el personaje el que marca la canción, coreografiándola). Así se comporta la partitura musical por ejemplo en la animación más clásica, el circo, o el teatro de guiñol cuando piensan en hacer dramaturgia infantil. En cambio, la segunda, la música original de Rúa Aire, se comporta como las composiciones para géneros de ficción pensadas para adultos, en el cine, teatro, etc. adquiriendo la música en el espectáculo una función más dramática, sugiriendo contextos insinuantes para los espacios y apoyando la acción no desde el gesto sino desde la emoción interna.

La escenografía refleja muy bien el esfuerzo de la compañía por la maximización de recursos escénicos con la economía de medios. Se trata básicamente de un enorme artefacto-caja, simple a la vista pero que sirve de soporte a toda la acción, crea un escenario y es una pequeña obra de ingeniería dotada de resortes y pequeños trucos que de verdad te despierta la suficiente curiosidad durante el espectáculo como para no poder remediar acercarte a los artistas después del show y preguntarles cómo han hecho esto o lo otro, aquel truco o aquella ilusión. Todo en un espectáculo, Rúa Aire, como dicen ellos, de 80kg más 5 de globos, para hacer un show fácilmente transportable y exportable que les ha llevado ya a festivales y teatros de toda España, Francia, Austria, Brasil, etc. Sin duda, no sólo esa economía de medios les ha hecho llegar hasta Londres después de internacionalizar tanto su compañía, sino que un discurso artístico precioso y con ambición, espectáculos trabajados como este y la pasión por un arte como el teatro de títeres y la manipulación de objetos les augura nuevos retos y éxitos a esta compañía. El Retrete de Dorian Grey, afincada en Santiago de Compostela, afrontará desde febrero del año que viene la creación de su nuevo show, al que le deseamos todavía más ambición y reconocimiento por un trabajo bien hecho como el que han traído este año al London Puppetry Festival 2013.

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