Inicio Cine Isabel Coixet: «Disfruto viendo cómo las cosas crecen y se trasforman en el rodaje»

Isabel Coixet: «Disfruto viendo cómo las cosas crecen y se trasforman en el rodaje»

por Paulina Ricardi
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Con motivo de su visita a Londres el pasado 27 de Septiembre para presentar ‘Learning to drive’, tuvimos la oportunidad de conocer y conversar con Isabel Coixet en el Regent Street Cinema.

La carrera de la cineasta Isabel Coixet es extensa, internacional y prolífica. Enamorada del séptimo arte, nos confiesa que una de las cosas que más disfruta de su trabajo es de “la estructura de rodar, ya sea una película o documental, funciona bien en cualquier circunstancia. Incluso cuando hay más o menos dinero, no importa”. Esta versatilidad la ha llevado a trabajar a lugares tan remotos como Uzbekistan o en circunstancias alejadas del glamour de la alfombra roja: durmiendo en el suelo o pasando tres semanas sin bañarse.

Su imparable trayectoria ha sido reconocida con numerosos premios, ha trascendido barreras lingüísticas, estilísticas y culturales y ha exhibido esa particular visión del mundo en los mejores festivales internacionales: desde ‘Things I never told you’, un proyecto casi insólito para la industria cinematográfica española de los 90: rodado en EEUU y en inglés, dirigido por una mujer y apostando por actores de la escena indie de la talla de Lili TaylorAndrew McCarthy y Leslie Mann pasando por ‘My Life Without Me’ (2003) rodada en Canadá y producida por El Deseo, estrenada en el Festival de Berlín y premiada con el Goya al Mejor Guión Adaptado, ‘The Secret Life of Words’ (2005) estrenada en el Festival de Venecia y galardonada con cinco Goyas, incluyendo Mejor Película, Guión y Dirección o ‘Map of the Sounds of Tokyo’ candidata a la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Yo soy cineasta y donde pueda mostrar mis películas, voy. Como cineasta, cualquier festival es importante, sea el de Cannes o el de la aldea gallega de Cans, al que también he ido.

Con motivo de su visita a Londres el pasado 27 de Septiembre para presentar ‘Learning to drive’ en el London Spanish Film Festival, tuvimos la oportunidad de conocerla y conversar con ella en el Regent Street CinemaDefiende con rotundidad la existencia de los festivales de cine “yo soy cineasta y donde pueda mostrar mis películas, voy. Como cineasta, cualquier festival es importante, sea el de Cannes o el de la aldea gallega de Cans, al que también he ido. Me parece que vivimos en un momento en el que rechazar enseñar una película en un festival es como pegarse un tiro en el pie”.

En sus más de veinte años de carrera, Coixet ha demostrado ser una directora inquieta, valiente e infatigable. A pesar de lo ambicioso de su trayectoria internacional y de su elegante propuesta visual, nos parece injusto obviar una parte de su trabajo tal vez menos conocida por el gran público: su decidido activismo social y en favor de los derechos humanos. Ha dirigido los documentales ‘Escuchando al juez Garzón’ (Goya a la Mejor Película Documental en 2012), ‘Marea Blanca’, ‘Aral el mar perdido’, ‘La mujer es cosas de hombres’ y el estremecedor ‘Viaje al corazón de la tortura’. También participa con dos cortometrajes en los proyectos colectivos de denuncia ‘Hay motivo’ e ‘Invisibles’ (Goya a la Mejor Película Documental en 2007).

Su formación como historiadora se trasluce en la forma en que se aproxima a su trabajo, aunque confiesa que no tiene vocación de docente y que por eso optó por la carrera cinematográfica. “Cuando veo a mis amigos que dan clases en Columbia sobre cine y todo lo que tienen que trabajar, los veo muy cansados. A mí me interesa la historia. En el momento en que yo hice historia, fuimos una generación de gente formada en el materialismo histórico, que es un conjunto de herramientas para ver la historia, y para mi fue un aporte. Yo creo que para ser director todo ayuda, el Valium, el alcohol, también ayudan”, explica.

 © Noela Roibás

Isabel Coixet durante la rueda de prensa en el Regent Street Cinema, Londres 2015 © Noela Roibás

Siempre con la mente en su próximo proyecto y en el trabajo que implica la búsqueda de financiación para algunos más personales, o menos comerciales, la directora es muy cauta a la hora de referirse a alguna obra de la que se sienta particularmente orgullosa. “Le tengo mucho cariño a ‘Things I never told you’ (1996) porque es una película que costó sangre, sudor y lágrimas y, de alguna manera, es una película en la que sentí que la única que tiraba del carro era yo. Y sí que le tengo un especial cariño, y cuando la veo, veo a la persona que yo era en ese momento. Cada película ha sido un parto y un proceso; algunas me gustan, otras las quemaría”. De repente, añade con humor “¡Sí me siento muy orgullosa de que hago un arroz negro realmente bueno y no es tan fácil!”.

‘Learning to drive’ cuenta la historia de Wendy (Patricia Clarkson), una mujer que después de una ruptura matrimonial decide tomar clases de conducir. Su instructor, Darwan (Ben Kingsley) es un gentil y culto Sikh que también pasa por encrucijadas matrimoniales propias. Ambos encontrarán apoyo mutuo en esta etapa en la que, cada uno a su manera, necesita recuperar la confianza en sí mismo y tomar las riendas de su vida.

¿Cómo llegó a ti el proyecto de ‘Learning to drive’?
El proyecto me llego hace ocho años cuando hice ‘Elegy’ con Ben Kingsley y Patricia Clarkson. Era una historia que salió en el New Yorker y Patricia no paraba de hablar de ella. Un día se la contó a Ben. Como sabes, durante el rodaje hay momentos en los que todos se aman y otros en que no nos podemos ver y, bueno, ese fue un momento en el que todos nos queríamos mucho (de hecho, todavía nos queremos). Me pareció una historia preciosa, un relato de Katha Pollitt basado en su experiencia personal. Yo estaba pasando por un momento personal muy parecido y le dije “bueno si la haces algún día, avísame” y Ben dijo que también se apuntaba.

Además de tus trabajos de ficción, también tienes una extensa carrera como directora de documentales ¿Cuál es tu objetivo cuando te embarcas en un proyecto de este tipo?
Para mí los documentales son una manera de tocar la realidad casi sin filtro. Siempre han sido documentales que responden a cosas muy concretas. El último que he hecho está rodado en Chad, sobre una mujer que fue torturada y asesinada durante el régimen de Hissène Habré. Lo hice porque leí un informe de Human Rights Watch en cuyo prólogo hablaban de esa mujer y me propusieron hacer una película sobre el tema. Yo no tengo un conocimiento de la historia de Chad, no puedo hacer una cosa global sobre la dictadura de Habré, pero sí puedo hacer algo muy concreto sobre la vida de esta mujer, que fue uno de los primeros soldados de élite de Chad. Fue una luchadora increíble, que no se doblegó a pesar que la pusieron en una celda con setenta hombres. Todo eso me impresionó. Me gustó mucho hablar con su familia, con la gente que estuvo con ella en la cárcel y ver cómo el recuerdo de esta mujer, que hace más de diecinueve años que murió, todavía es para ellos algo vivo. Ahora que se está celebrando el proceso contra el dictador de Chad me parece importante recordar el sufrimiento de las víctimas y hacerlo a través de esta mujer. 

A mí me gusta trabajar con actores, no con estrellas. Hoy los que financian las películas quieren estrellas para ganar dinero, pero es mucho más divertido trabajar con actores, te lo pasas mucho mejor. Te lo pasas mucho mejor.

¿Hay alguno de los documentales que has hecho que te haya marcado especialmente?
Me gustó hacer el del juez Baltasar Garzón [‘Escuchando al juez Garzón’, 2011], creo que es una de las páginas negras de nuestra historia. Un tipo que cualquier país del mundo estaría orgulloso de tener como juez y, en el único país donde no puede trabajar, es el suyo. Yo no le conocía pero seguí mucho su historia. Le propuse hacer un documental y me dijo que no durante un año, porque creo que él pensó que las tres causas que había en su contra no iban a prosperar. Pero cuando vio que sí iban adelante entonces decidió hablar. Para mí resultó muy interesante ver todo lo que tenía que decir.

¿Qué es lo que más te satisface de tu profesión?
Me gusta mucho el rodaje, disfruto viendo cómo las cosas crecen y se trasforman en el rodaje. En ‘Learning to Drive’ por ejemplo, hubo muchas cosas que tuvieron que cambiarse, pero a mí todo ese proceso, esa improvisación, ver como la realidad está ahí acechando lo que tú estás haciendo me gusta. Y me lo paso muy bien. Me gusta mucho también el proceso del casting. Ahora mismo venía de sentarme con el director de casting de mi nueva película y ver que hay una serie de papeles pequeños, a los que les tengo mucho cariño, que me gustaría que actores que para mí son icónicos los pudieran hacer. A mí me gusta trabajar con actores, no con estrellas. Hoy los que financian las películas quieren estrellas para ganar dinero, pero es mucho más divertido trabajar con actores, te lo pasas mucho mejor.

¿Nos puedes contar algo de tus proyectos de futuro?
‘Spain in a Day’
viene ahora. Es un concepto de Ridley Scott. Vi el primero que fue dirigido por Kevin Macdonald en Cannes por casualidad y me impactó, luego he visto las otras dos declinaciones que son ‘Japan in a Day’ e ‘Italy in a Day’ y me gustaron mucho. Sobre todo la de ‘Italy in a Day’ me pareció realmente un retrato de un país muy bonito sin ahorrar en las cosas chungas. Lo hablé con Gabriele Salvatore, el director, y me contó cómo lo habían hecho y que disfrutó mucho descubriendo cosas. Luego Televisión Española me propuso hacerlo en España y este 24 de Octubre es el día escogido para que los españoles cuenten su vida ese día: un trozo de su vida y nos manden ese fragmento. Está previsto que necesitaremos un año de montaje y a ver qué cosas envía la gente. ‘The Bookshop’ es la próxima película que voy a dirigir. Está basada en una obra de Penélope Fitzgerald y es una historia que pasa en 1959 en un pueblo pequeño de Yorkshire. Emily Mortimer tendrá el rol principal, Patricia Clarkson tendrá un rol pequeño también, espero empezarla a finales de año. Y sí, hay muchas cosas, pero de momento este es el más inmediata. Si no se hunde el mundo.

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Entrevista coordinada por Miriam Rodríguez.
Fotos © Noela Roibás

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