Inicio Arte Profesionales del mundo del arte de ocho países participaron en el evento gastronómico-artístico de Brit Es

Profesionales del mundo del arte de ocho países participaron en el evento gastronómico-artístico de Brit Es

por Brit Es Magazine
Una cena-privada (Supper Club) organizada para descubrir el ambiente artístico español de Londres. Un grupo reducido de invitados de siete países, profesionales del sector, tuvo la oportunidad de conversar directamente con los artistas en un ambiente relajado al tiempo que se degustaba gastronomía española y se escuchaba la música de un fantástico piano Steinway & Sons.

Artistas, comisarios de arte, tasadores, galeristas, críticos, investigadores y coleccionistas de ocho nacionalidades (Japón, Rusia, Alemania, EEUU, Italia, Israel, Reino Unido y España) participaron en el evento gastronómico-artístico de intercambio cultural, llevado a cabo en Shoreditch por Brit Es.

El equipo, dirigido por Carolina Núñez Roca y Vanesa Cejudo, creó un evento en donde la gastronomía y el arte español sirvieron de eje para generar nuevos puntos de díalogo y afectos en el contexto artístico londinense. El Brit Es Supper Club viene para quedarse y consolida la labor de esta plataforma en la difusión de la cultura española en el exterior.

“Se deben de programar eventos de cultura contemporánea que sean acordes con la idiosincrasia que caracteriza a un sector generador de una riqueza, la cultura, que ha de ser catalizadora de la diversidad cultural y social, y ser diseñados por y para el siglo XXI y en el contexto Brexit en el que vivimos.”

Para crer una atmósfera relajada, apropiada para el evento, Brit Es eligió el Shoreditch Treehouse, un loft de jardín secreto, con mucha personalidad y a solo 5 minutos a pie de la City.

Brit Es Supper Club. Fotos © Susana Sanromán

Brit Es Supper Club. Fotos © Susana Sanromán

Cuatro referentes de la creación contemporánea en Londres: Rosana Antolí, Ernesto Cánovas, Gracjana Rejmer-Cánovas y Pablo A. Padilla Jargstorf fueron los artistas presentados y en torno a los se creó el evento.

El chef extremeño Antonio Sierra, diseñó un menú, inspirado en el trabajo de cada artista, que se usó de guión para las presentaciones. La velada comenzó con un cava de bienvenida, que sirvió para realizar la presentación entre todos los comensales al tiempo de que el pianista Sam Peña tocaba el piano.

Vanesa Cejudo dio paso a Rosana Antolí, creadora multidisciplinar que trabaja dos conceptos fundamentales en su obra: el gesto y el loop como elementos desde los que extraer lecturas políticas, sociales e incluso existenciales y filosóficas. Rosana introdujo su práctica, invitando a los asistentes a repetir en bucle, durante un minuto, el gesto que más habían realizado durante la primera media hora del Supper Club.

Tras esta acción, mientras el primer plato se servía en formato tapas y pintxos, Antolí presentó a modo de conversación, un vídeo con los hitos más importantes en su trayectoria profesional, su última exposición en la Tate Modern; el momento en el que introduce el movimiento en sus dibujos y pinturas; o cómo, poco a poco se adentra en la coreografía del gesto y sus múltiples lecturas para profundizar en aspectos trascendentales para la humanidad y la vida en sociedad.

A continuación los asistentes se sentaron en la mesa para entablar conversación con la pareja formada por Ernesto Cánovas y Gracjana Rejmer-Cánovas, quienes colaboran bajo el nombre de Suspicious Minds. Carolina Núñez guió una distendida charla sobre el trabajo en común de ambos artistas, que han expuesto ya en distintos lugares como Londres, Barcelona, Munich, Berlín, Amsterdan o Nueva York.

Mientras Ernesto trabaja sobre el imaginario colectivo y nos narra historias que están visualmente ligadas al cine, la música, la política y la actualidad, Gracjana las reinventa y distorsiona de forma casi gráfica a través de una gama cromtática colorista y de las texturas de los materiales con los que trabaja. El combo perfecto para hacer que el espectador contemple, reflexione e interactue con sus propuestas.

Brit Es Supper Club. Fotos © Susana Sanromán

Brit Es Supper Club. Fotos © Susana Sanromán

Simón Quintero, comisario de la Halcyon Gallery, galería que representa actualmente a Ernesto Cánovas, participó activamente en la mesa explicando algunas de las imágenes que se iban proyectando. Además hizo hincapié en la profesionalidad y la labor que lleva a cabo Brit Es en la difusión del trabajo de los artistas españoles en el Reino Unido en los últimos seis años.

Tras esta presentación, el Chef Antonio Sierra se acercó a la mesa para comentar con cada uno de los invitados en qué consistía el plato que estaban degustando: carrilleras de cerdo ibérico con salsa de chocolate negro. Sierra destacó ante todos lo creativa y variada que es la cultura gastronómica española y presentó los vinos que acompañaron la velada y que formaban un maridaje perfecto con el menú creado por el cocinero extremeño.

Antonio, como parte del equipo de Brit Es, realizó la introducción al postre y al tercer artista invitado: Pablo A. Padilla Jargstorf, quien creó una pieza ex profeso para el Supper Club: tres paisajes sonoros realizados a partir del sonido obtenido al cocinar o manipular distintos alimentos.

Tres escenas muy abstractas y potentes a modo de menú (tres platos) en las que era imposible identificar la fuente original. Tres paisajes sonoros extremos e irreconocibles, que poco a poco se fundían y te llevaban a la escena original: el sonido del cava cuando se sirve; el que se obtiene cuando se fríe una croqueta; o algo tan cotidiano como untar mermelada en una tostada de pan (cracker).

Pablo, arquitecto, artista sonoro y compositor habló durante el postre, de como trabaja explorando el mundo a través de la distorsión sensorial y como conceptos como el espacio, el sonido o la cotidianidad pueden interactuar entre ellos, convirtiendo en tangible lo imperceptible.

Fotos © Susana Sanromán / Brit Es Magazine


El evento contó con el patrocinio de la Oficina para Asuntos Culturales y Científicos de la Embajada Española en Londres; Bodega Soul; Restaurante La Forja y la colaboración del espacio Shoreditch Treehouse.

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