Inicio Cine Una carta de amor al cine… con dos caras y tertulia de despedida

Una carta de amor al cine… con dos caras y tertulia de despedida

por Mirian H. Uyarra
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Londres. 4 de octubre. Sábado. Tres de la tarde. Instituto Cervantes. London Spanish Film Festival. Sesión doble y tertulia. Una carta de amor al cine. Un día gris intenso, lluvioso y sin tregua. Un día irritante en esencia. Un día para resguardarse en el cine.

Londres. 4 de octubre. Sábado. Tres de la tarde. Instituto Cervantes. London Spanish Film Festival. Sesión doble y tertulia. Una carta de amor al cine. Un día gris intenso, lluvioso y sin tregua. Un día irritante en esencia. Un día para resguardarse en el cine.

Hay que reconocer que no apetecía lanzarse a las calles, que la hora no era la más indicada para lograr colas de espectadores y que la proyección no fue en una sala de cine al uso y tampoco es fácil conseguir una buena difusión en eventos de este tipo… A pesar de todo, nos seguimos preguntando: ¿Dónde estaba la gente? ¿Será verdad que somos nuestro peor público?

BARATOmetrajes 2.0. El Futuro de Cine Hecho en España: Su mensaje es rotundo, directo y proactivo. Ya la imagen lo presenta así, la cámara te apunta a ti, estás en el punto de mira. Busca la reacción de quien mira y lo logra.

Contra lluvia y marea, apoyando al cine en toda su esencia, no sólo desde la exuberancia de sus alfombras rojas sino también desde la realidad de sus entrañas, Brit Es Magazine estaba presente.

La sesión comenzó con la proyección de BARATOmetrajes 2.0. El Futuro de Cine Hecho en España de Daniel San Román y Hugo Serra. Una película que sobretodo da ejemplo, hablando de cine independiente desde dentro. A través de una serie de preguntas concretas, la película nos va guiando, con un ritmo muy didáctico y ágil, entre las respuestas obtenidas de más de 40 entrevistas en las que cuentan con una interesante y nutritiva variedad de perfiles, desde directores, gestores culturales hasta espectadores (Chiqui Carabante, Sergio Candel, Una Señora Que Pasaba…), dando como resultado una completa visión de todo el espectro implicado en el proceso cinematográfico más independiente. 

Le ponen cara a las producciones más vilipendiadas por las leyes del mercado cinematográfico. Películas que aún así han triunfado por su calidad, mensaje y formas alternativas de hacerse oír (o ver): El mundo es Nuestro, El Cosmonauta, Mi Loco Erasmus,…  Pero no por el apoyo de los medios y canales más establecidos. Una suculenta oferta de cine independiente, fuera del circuito convencional, es decir, fuera incluso de esa malévola etiqueta de “cine español” que crucifica cualquier cosa hecha en ese lugar de la tierra, sea cual sea su formato, género o color.

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Su mensaje es rotundo, directo y proactivo. Ya la imagen lo presenta así, la cámara te apunta a ti, estás en el punto de mira. Busca la reacción de quien mira y lo logra. Busca que el mensaje sea entendido, masticado y tenga una conclusión que permita la acción. Más que logrado. Se percibe un delicado trabajo de guión, audaz con las palabras y conciso en las ideas. Durante todo el proceso, junto a los directores ha estado Rosa Cabrera, encargada del guión. Se nota el esfuerzo, la valía y el trabajo bien hecho.

La estructura elegida para abordar las temáticas (un tanto panfletaria y clásica, ciertamente, pero enormemente eficaz para el objetivo buscado) logra dos cosas a la vez: que no quede ningún cabo suelto y que el ritmo de la película no decaiga. Además, han aprovechado esta estructura, ágil de por sí, para introducir extractos de las películas de las que hablan y no sólo retratar ese cine independiente, ir más allá de nuevo y promocionarlo. Tentando así al público con pequeñas dosis de las películas, que posiblemente no hayan visto y que seguramente ahora querrán ver.

Se proyectó a continuación, con el intermedio de un fallo técnico (abrir un archivo en el ordenador puede ser una odisea y más en directo), la segunda película programada, 24 cines por segundo: Sábanas blancas, dirigida por Mariela Artiles. Película que también retrata el mundo del cine, habla con gente vinculada y se plantea cuestiones trascendentales en torno a la industria cinematográfica. A pesar de todas las similitudes resulta ser una película totalmente diferente a la anterior.

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Un tono nostálgico y poético envuelve toda la película. Un título que juega líricamente con las palabras, un cartel que nos sitúa ante una proyección sin público… con una imagen tan emotiva como escalofriante. Unos lugares elegidos para las entrevistas eminentemente bucólicos en el más puro sentido cinematográfico. Un hilo narrativo que es en sí mismo un poema de amor al cine, pero al cine que fue.

Existe una historia principal que presenta y cierra la película. Durante todo el metraje iremos contemplando (literalmente) la vida de un pueblo de Salamanca siguiendo los pasos del proyeccionista a modo de hilo conductor. Contado en un tono nostálgico como pretendiendo detener el tiempo. Esta historia, que es un bonito retrato en sí misma, se ve distorsionada por la diferencia de tono respecto a las entrevistas. Resulta un tanto incómodo tener que dejar de seguir una trama más contemplativa, poética por momentos, para de repente tener que escuchar a gente hablando sobre el estado y la materia del cine. Gente que vive del cine. Álex de la Iglesia, Carlos Saura, Jaume Balagueró… Visiones  diferentes a las anteriores. También interesantes y reveladoras en otros niveles.

El mensaje, en este caso, se ve diluido en un sinfín de planos poéticos, encuadres estéticamente calculados y secuencias contemplativas de la vida cotidiana. La sinopsis dice que examina el pasado, presente y futuro del cine. Pero no se termina de percibir este análisis, más bien, resulta una única mirada triste a un pasado glorioso.

24 cines por segundo: Sábanas blancas: El mensaje, en este caso, se ve diluido en un sinfín de planos poéticos, encuadres estéticamente calculados y secuencias contemplativas de la vida cotidiana. La sinopsis dice que examina el pasado, presente y futuro del cine. Pero no se termina de percibir este análisis, más bien, resulta una única mirada triste a un pasado glorioso.

En definitiva la Sesión Doble, como ya vaticinábamos en Último rayo peninsular, resultó muy enriquecedora. Dos caras de la misma moneda, dos visiones y tratamientos de una misma pasión: el cine. Contenido Vs Continente.

BARATOmetrajes rotunda en su mensaje no se pierde en la estética, encuadres o dirección de arte. El mensaje lo es todo. Visibilizar el cine independiente español. Activar a quien mira. Si quieres hacer cine… Haz cine. Y haz para que se vea.

24 cines por segundo, por el contrario, entregada a la estética no logra dejar la semilla del mensaje, perdiéndose entre la poesía personal y la mirada nostálgica. Dejándote en tu sitio añorando tiempos pasados y con miedo a futuros inciertos, pero también con una muy agradable sensación visual.

Como colofón de la Sesión Doble disfrutamos de un regalo de tertulia, casi en familia, con esa misma gente que veíamos (o intuíamos) en la pantalla segundos antes, esa que realmente HACE posible el cine. Gente como Eulàlia Ramón, Adriana Páramo, Daniel San Román y Hugo Serra.

Eulàlia, actriz en la serie online Chica conoce chica, habló del próximo rodaje de la película del mismo equipo: De chica en chica. Adriana acaba de rodar en Londres su cortometraje Galicia Portobello Road. Daniel y Hugo, directores de BARATOmetrajes comentaron el recorrido de esta. La conversación se centró, esencialmente, en las dificultades para sacar adelante proyectos cinematográficos independientes. Como se concretó, deberíamos definirlos más correctamente como “autogestionados”, ya que al final consiste en gestionar todo el proceso de creación de la película y resulta ser de lo más dependiente. Dependes del dinero de tu familia, de amistades que trabajen por amor al arte y de tu propia pasión por querer hacer cine.

En la tertulia, las siempre engorrosas trabas económicas sacaron a flote algunas de las nuevas maneras ideadas para financiarse, alternativamente, en el mundo de la creación. El tema estrella fue la financiación colectiva, el últimamente tan mencionado: crowdfunding. Y es que todas las asistentes han recurrido a este modo de financiación para algunos de sus últimos proyectos.

Las siempre engorrosas trabas económicas sacaron a flote algunas de las nuevas maneras ideadas para financiarse, alternativamente, en el mundo de la creación. El tema estrella fue la financiación colectiva, el últimamente tan mencionado: crowdfunding. Y es que todas las asistentes han recurrido a este modo de financiación para algunos de sus últimos proyectos.

  • Eulàlia habló de la experiencia negativa al usar este sistema en España para financiar De chica en chica, no lograron alcanzar el objetivo definido. Sin embargo, comentó, que en EE.UU. han tenido bastante éxito y han logrado la cantidad necesaria para hacerla.
  • Adriana acaba de rodar su cortometraje gracias a la campaña que ha realizado con este sistema. Habló de la dificultad que implica, del enorme esfuerzo que requiere para un resultado no tan holgado. Como dato a tener en cuenta, Adriana comentó que de 80 aportaciones económicas que recibió solo 8 eran de gente que no conocía.
  • Daniel y Hugo hablaron de su propia experiencia con BARATOmetrajes que fue financiada también a través de micromecenazgo. Sacaron a relucir el problema que tiene este sistema al no poder usarse de un modo recurrente, ya que la gente se satura.

 

Se trataron muchos más temas: las imperiosas necesidades del cine independiente como articular la cadena de producción o cubrir el vacío de la distribución, la pasión por hacer cine, la pregunta maldita: ¿Dónde está el público?, la duda inquietante: ¿va a morir el cine? Y mucho, mucho más… 

Una Carta de amor al cine que tal y como prometía fue puro cine, cine y más cine. Ver, oír y hablar… de cine. Algo tan necesario como hacerlo, y tan olvidado por lo general. En este caso, volvemos a aplaudir la osadía de esta convocatoria y esperamos que desde el London Spanish Film Festival no dejen de realizarlas… Larga vida al cine. 

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