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Navidad y melancolía desde Edimburgo

por Ana G. Chouciño
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Brit Es Magazine está creada por gente que vive fuera de su ciudad; algunos vuelven siempre a casa por estas fechas y algunos otros lo celebramos con las familias que nos hemos inventado en el camino.

La Navidad, como la infancia, carga con la melancolía de saber que siempre hay un final. Pero esta melancolía sólo la reconocemos los adultos, ningún niño la sentirá ante las luces de un árbol, ni mientras escucha canciones infantiles. Antes hay que crecer, antes tenemos que perder a alguien y darnos cuenta de que los reyes no existen. Aunque quizás sí se intuye: lo único malo que recuerdo de las navidades de mi infancia era pensar en el día que quitaríamos el árbol. Pesimista por naturaleza, la cuenta atrás empezaba el día de Navidad y el día siguiente a los Reyes Magos se convertía en una verdadera tragedia.

Brit Es Magazine está creada por gente que vive fuera de su ciudad; algunos vuelven siempre a casa por estas fechas y algunos otros lo celebramos con las familias que nos hemos inventado en el camino.

Pero la casa de mis abuelos nunca era tan bonita como con aquel árbol de plástico que cada año se guardaba en el trastero, con aquellas luces que hacían un sonido apenas imperceptible, un sonido que nos acompañaba todo el día y que no se hacía evidente hasta que ya desaparecía. La oscuridad iba siempre acompañada de un inesperado silencio.

Hace cuatro años que no voy a casa en diciembre. Mi familia es pequeña, y se nos da mal reunirnos cuando supuestamente hay que hacerlo. Mis abuelos luchan por mantenerse despiertos después de las nueve  y lo de cantar villancicos dejó de hacer ilusión en cuanto mis primos crecieron; porque la navidad, para mí, apenas tiene sentido sino hay niños. A pesar de esto, de que reniegue un poco de estas fiestas, de que las vea como una excusa para irse de compras, la noche del 24 de diciembre nunca podrá ser una noche cualquiera. No es que quiera estar allí, pero tampoco quiero tenerlos tan lejos; lo único que deseo es que pase todo rápido, que llegue febrero y estar en casa de mi abuelo junto a la cocina de leña, sin árbol y sin melancolía añadida, porque ya somos bastante nostálgicos sin necesidad de canciones tristes.

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Navidades en Edimburgo

Brit Es Magazine está creada por gente que vive fuera de su ciudad; algunos vuelven siempre a casa por estas fechas y algunos otros lo celebramos con las familias que nos hemos inventado en el camino. Pase lo que pase, creamos o no en estos días, lo mejor es estar bien rodeados, porque llegará un momento de debilidad, una foto por el Whatsapp o una llamada, en el que necesitaremos que alguien nos recuerde que febrero no está tan lejos.

De todas maneras, este año será diferente. Tenemos un arbolito que replantaremos en Arthur Seat en cuanto llegue enero, un arbolito lleno de luces, porque hay un pequeñajo que corretea por la casa, que todavía no cree en los Reyes Magos, pero que se queda hipnotizado por cada bombilla que se enciende y se apaga. Quizás todo sea cuestión de ciclos y los villancicos vuelvan a tener sentido.

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